-No es por
mí, sino por ellos –dije, señalando hacia la casa.
-¿Por los
niños?
-No puedo
dejarlos solos ahora.
-¿Tiene
miedo…?
Contesté
sin rodeos:
-Tengo
miedo de él.
Capítulo V
Austral Básicos |
Esta vez se trataba de otra persona;
pero era un ser tan inconfundiblemente espantoso y malvado como el otro. Una
mujer de negro, pálida y temible…, ¡qué aspecto, Dios mío, y qué cara! Estaba
al otro lado del lago. Yo había ido allí con la niña…, todo estaba tranquilo y
en medio de aquella calma llegó ella. (…) no me echó ni una ojeada. Solo
observaba a la niña.
(…)
-¡No lo conseguí! –sollozaba con
desesperación-. No he podido salvarlos ni protegerlos! ¡Es mucho peor de lo que
yo creía! ¡Están perdidos!
Another person – this time; but
a figure of quite as unmistakable horror and evil: a woman in black, pale and
dreadful – with such an air also, and such a face! – on the other side of the
lake.
Capítulo/Chapter VII
No son
míos… No son nuestros. ¡Son suyos…, de él y de ella!
-¿Se
refiere a Quint y a esa mujer?
-Sí, a
ellos me refiero. Es a ellos a quienes quieren.
(…)
-Por amor al mal que esos dos
sembraron en sus almas en aquella época terrible. Y si los otros han vuelto es
para seguir subyugándolos con su maldad, para continuar con su diabólica tarea.
Capítulo XII
Entonces
comprendía que los otros, los intrusos estaban allí.
Then it was that the others,
the outsiders, were there.
Capítulo/Chapter XIII
La respuesta a mis súplicas fue
instantánea, pero llegó bajo la forma de un extraño escalofrío, una ráfaga de
aire helado y una repentina sacudida que hizo temblar todo el cuarto, como si
el huracanado viento hubiese quebrado las ventanas. El niño lanzó un agudo
chillido que quedó ahogado en el estruendo circundante, de modo que, a pesar de
lo cerca de él que me encontraba, no pude distinguir si era un grito de júbilo
o de terror. Me levanté de un salto y me di cuenta de que todo estaba oscuro. Y
así permanecimos durante unos instantes interminables, mientras yo comprobaba
con espanto que las cortinas permanecían cerradas e inmóviles y que las
ventanas seguían cerradas.
-¡Dios mío, se ha apagado la vela!
-¡He sido yo, querida! –dijo Miles-
¡La he apagado yo!
The answer to my appeal was
instantaneous, but it came in the form of an extraordinary blast and chill, a
gust of frozen air, and a shake of the room as great as if, in the wild wind,
the casement had crashed in.
Capítulo XVII
-¡Esta ahí, desgraciada! ¡Ahí, ahí, ahí, lo sabes tan bien como yo!
(…)
-¡Ella no está ahí, hija mía! ¡Ahí
no hay nadie! ¡Y usted no ha visto nunca nada, querida! ¿Cómo podría ver a la
pobre señorita Jessel si la pobre está muerta y enterrada?
Capítulo XX
Con la colaboración del Departamento de Inglés
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