jueves, 7 de febrero de 2013

HENRY JAMES: OTRA VUELTA DE TUERCA


-No es por mí, sino por ellos –dije, señalando hacia la casa.
-¿Por los niños?
-No puedo dejarlos solos ahora.
-¿Tiene miedo…?
Contesté sin rodeos:
-Tengo miedo de él.
Capítulo V
Austral Básicos


Esta vez se trataba de otra persona; pero era un ser tan inconfundiblemente espantoso y malvado como el otro. Una mujer de negro, pálida y temible…, ¡qué aspecto, Dios mío, y qué cara! Estaba al otro lado del lago. Yo había ido allí con la niña…, todo estaba tranquilo y en medio de aquella calma llegó ella. (…) no me echó ni una ojeada. Solo observaba a la niña.
(…)
-¡No lo conseguí! –sollozaba con desesperación-. No he podido salvarlos ni protegerlos! ¡Es mucho peor de lo que yo creía! ¡Están perdidos!

 

Another person – this time; but a figure of quite as unmistakable horror and evil: a woman in black, pale and dreadful – with such an air also, and such a face! – on the other side of the lake.
Capítulo/Chapter VII



No son míos… No son nuestros. ¡Son suyos…, de él y de ella!
-¿Se refiere a Quint y a esa mujer?
-Sí, a ellos me refiero. Es a ellos a quienes quieren.
(…)
-Por amor al mal que esos dos sembraron en sus almas en aquella época terrible. Y si los otros han vuelto es para seguir subyugándolos con su maldad, para continuar con su diabólica tarea.
Capítulo XII


Entonces comprendía que los otros, los intrusos estaban allí.

 

Then it was that the others, the outsiders, were there.
Capítulo/Chapter XIII
 

 

La respuesta a mis súplicas fue instantánea, pero llegó bajo la forma de un extraño escalofrío, una ráfaga de aire helado y una repentina sacudida que hizo temblar todo el cuarto, como si el huracanado viento hubiese quebrado las ventanas. El niño lanzó un agudo chillido que quedó ahogado en el estruendo circundante, de modo que, a pesar de lo cerca de él que me encontraba, no pude distinguir si era un grito de júbilo o de terror. Me levanté de un salto y me di cuenta de que todo estaba oscuro. Y así permanecimos durante unos instantes interminables, mientras yo comprobaba con espanto que las cortinas permanecían cerradas e inmóviles y que las ventanas seguían cerradas.
-¡Dios mío, se ha apagado la vela!
-¡He sido yo, querida! –dijo Miles- ¡La he apagado yo!

 

The answer to my appeal was instantaneous, but it came in the form of an extraordinary blast and chill, a gust of frozen air, and a shake of the room as great as if, in the wild wind, the casement had crashed in.
Capítulo XVII


-¡Esta ahí, desgraciada! ¡Ahí, ahí, ahí, lo sabes tan bien como yo!
(…)
-¡Ella no está ahí, hija mía! ¡Ahí no hay nadie! ¡Y usted no ha visto nunca nada, querida! ¿Cómo podría ver a la pobre señorita Jessel si la pobre está muerta y enterrada? 
Capítulo XX


Con la colaboración del Departamento de Inglés 

 

 

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